WALDEN DOS

09.10.2019 10:57

 

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“Con frecuencia el hombre cree estar conduciéndose a sí mismo cuando es conducido, y mientras con su mente tiende a una meta, su corazón le arrastra insensiblemente hacia otra.”

 

François de La Rochefoucauld

 

Hace muchos años, leí la novela de BF Skinner, Walden Dos.

 

La misma es una utopía de una sociedad casi perfecta. En este lugar no hay maldad, envidias o enfrentamientos. Todo enmarcado desde el punto de vista del conductismo; esta teoría psicológica plantea que a las personas se les puede condicionar por medio de estímulos, utilizando algo llamado “ingeniería de la conducta”. Expone que las conductas aprendidas son acumulativas y se organizan en orden de prioridad.

 

En Walden Dos todos sus miembros son felices, trabajan cuatro horas al día como máximo y pueden dedicar el tiempo restante a hacer lo que cada quien quiera hacer con su tiempo disponible, no tienen mucha preocupación por sus hijos, ya que toda la comunidad cuida de ellos.

 

El objetivo principal de la comunidad de Walden Dos es que cada miembro sea feliz como un individuo mientras funciona como parte de un colectivo.

 

Hoy, en pleno siglo XXI vivimos en un Walden Dos, en el que el paradigma reinante utiliza la ingeniería de la conducta para guiar nuestras vidas. ¿Quién demonios es feliz en este mundo de confrontamientos y luchas constantes?

 

Se nos condiciona a no salir de las cajas y paradigmas creados de antemano para nuestra sujeción y control. Usted sale a comprar, pero ya todo el aparato mediático le ha sugerido qué comprar, cómo vestirse y qué tiendas debe utilizar. Nada queda expuesto al libre pensar del ser humano, usted ha sido condicionado por la propaganda.

 

Incluso se te guía a que participes en esos concursos de popularidad llamados elecciones y votes por esos profesionales de la mentira, que te mienten por décadas y sigues avalándolos con tu sufragio. Votas una y otra, y otra y otra, pero nada cambia, algo malo tiene que haber en todo esto. Se te ha condicionado, eres un robot biológico programado y repites, iteras y reiteras hasta la saciedad, que es “un ejercicio democrático”, total, ¿de qué te sirve?

 

Trabajamos de ocho a doce horas sin tiempo para mucho, en el proceso no nos educamos (aunque tengamos uno de esos títulos universitarios), no estamos atentos a nuestros hijos, familiares y necesidades. Todo es parte de ese conductismo y acondicionamiento.

 

Una vida programada y manipulada por las grandes corporaciones, los gobiernos. Un modelo de ingeniería social que controla nuestras actitudes, fabrica miedos y alimenta inseguridades. Tu cuerpo no te pertenece, así como la mente, no tendrá ideas propias, tu vida está diseñada para consumir productos.

 

Nos vemos con la urgencia e imperiosa necesidad de comprar y consumir los productos que los medios exhiben, actuar conforme a los paradigmas creados por la propaganda. Vas acumulando todo ese caudal de conductas que se te sugieren, hasta formar una enorme prisión de barrotes mentales de la cual es muy difícil de escapar.

 

Hace bastante que trato de ser libre; porque para los demás estoy loco. Soy de esos que: conquisté la libertad, el mismo día que me liberé de la cordura. Estoy sujeto y anclado sólo al discurso de mi voz interior o consciencia, camino por la amplitud del ábside.

 

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