La homofobia nuestra de cada día

07.07.2017 09:46

Señor Matosantos, Señor Matosantos, no me disculpo, ni soy homofóbico
Una cantidad sustancial de fundamentalistas religiosos forman parte de la base política del Presidente del Senado, el funesto Tomás Rivera Schatz. La homofobia de esta gente en ocasiones, no tiene límites y la del pseudo líder que apoyan es mucho mayor.
Después usted escucha este discursito pendejo y banal, ‘curándose en salud’ de que “Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado”. Cita que no aparece en las Escrituras y era parte de los axiomas y máximas del pacifista hindú Mahatma Gandhi.
Durante una entrevista televisiva, Rivera Schatz en más de una ocasión se refirió a la única mujer, miembro de la Junta de Control Fiscal como el Señor Matosantos. Una cosa es que estemos en contra de la Junta, de los Gringos y de sus medidas depredadoras y draconianas; y otra que ataquemos a uno de sus miembros por su preferencia sexual ( de la cual no sabemos tres carajos.)
Pero nada, esta gente siempre ha sido así, pretenden legislar la moral del país, pero son un chorro de: acéfalos, *homofóbicos, coprófagos e hijos de puta. Después la base fundamentalista que los apoya: Gloria a Dios, Aleluya, la Biblia sudada debajo de las axilas y avalando el discurso de este mercenario político, odiando al prójimo y jodiendo con él.
Si ustedes en verdad son hombres y mujeres de Dios, !que descienda fuego del cielo y nos consuma a nosotros, los impíos, los herejes y paganos, en la mejor tradición de Segunda de Reyes!
*El lenguaje  mantiene  de forma oculta algunos mensajes.  Un ejemplo de lo antes mencionados son las hormonas  que determinan el sexo en los seres humanos. Testosterona es  vocablo femenino utilizado para nombrar la hormona masculina. Estrógeno es el vocablo masculino utilizado para nombrar la hormona femenina. Antes de demostrar misoginia, homofobia, sexismo, machismo o cualquier otro prejuicio relacionado a identidad de género, analice el lenguaje y su conexión a lo que en realidad somos.  Parece estar bastante claro que el ser humano es uno andrógino; lo masculino parece tener su parte femenina y y lo femenino su parte masculina.
 

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