El Colegio Invisble

19.02.2018 21:33
*Lo que aquí expongo es parte de mi búsqueda personal de la Verdad y sobre mi relación con ese ser llamado Dios o el Hacedor de Todo; no pretendo entrar en polémicas o discusiones sobre lo que esa búsqueda ha logrado, mucho menos pretendo convencer a nadie… “para vivir mi verdad, no tengo que demostrar que lo demás se equivocan”
L.E.Rivera Abadía
Introducción
El término “ocultismo ” es uno que ha sido demonizado a través de las edades por las estructuras eclesiásticas. Cualquiera que se dedique a estudiar este tipo de conocimiento será rápidamente tildado de “hijo del diablo” por aquellos que practican el fundamentalismo religioso más recalcitrante. En el mejor de los escenarios, la persona dedicada a estos menesteres será etiquetada como “loco”. He dedicado gran parte de mi vida a estudiar este tipo de literatura.
Mi curiosidad y manera inquisitiva de pensar jamás ha quedado satisfecha con las teologías, exégesis, explicaciones y discursos del sistema de creencias religioso convencional (fui un cristiano fundamentalista durante mi juventud temprana y católico en la infancia)
Una definición sencilla y basada en la etimología del vocablo nos muestra que la palabra nos llega desde el latín (occultus) y que significa literalmente, clandestino, escondido o secreto) Es el conocimiento que ha sido vedado al hombre de a pie y que está en manos de un puñado de iniciados (casi siempre miembros de las élites gubernamentales, ecleciásticas y monárquicas). Es el estudio de la realidad espiritual subyacente y profunda que va más allá de la razón y que no puede medirse de manera empírica con instrumentos de la realidad física.
El ocultismo verdadero nada tiene que ver con superticiones, creencias o milagros, es más bien una manera de ampliar la conciencia de manera exponencial y en mi caso muy particular me ha permitido liberarme de las ataduras impuestas por 2,000 años de oscurantismo espiritual. La concepción del Dios lejano enmarcado dentro del azul cielo Victoriano poblado de estrellas, vírgenes, ángeles y arcángeles me parece algo pueril, trivial y ya no puedo darle cabida dentro de mis estructuras de pensamiento. La idea de pasar toda una eternidad alabando a una entidad no corpórea (en el caso de que pudiera “salvarme” de acuerdo a los dogmas religioso con los que me crié) siempre me pareció una soberana perdida de tiempo, aunque fuese en la eternidad.
El Colegio Invisible
Hace alrededor de 10 años me tropecé (se dice que los libros escogen al lector) con el libro de Kyle Griffith, un tratado de ocultismo escrito a finales de los años 80’, titulado El Colegio Invisible, Guerra en el Cielo. El libro esboza una teoría política de la vida en el plano astral, la descripción de una cruenta guerra por las almas entre dos grupos; Los Teócratas y El Colegio Invisible. También añade una descripción de los seres que habitan ese mundo, al cual comunmente llamamos “el cielo” además de una intricada explicación del concepto “alma” y la problemática que encuentra esa realidad espiritual al descarnarnos.
Siendo apenas un adolescente ya había leído parte del material concerniente al espiritismo kardeciano en El Libro de los Espíritus y ya de más adulto leí casi todo lo publicado por Kardec y Joaquín Trincado. El tema de la vida en el espíritu fuera de los dogmas y estructuras religiosas convencionales no me es extraño.
El libro le fue dictado a Griffith por medio de “escritura automática”, un método al que recurren muchos mediums para recibir mensajes del mundo astral y de espíritus guías. Todo el libro es una conversación entre Griffith y un “espíritu sin cuerpo” perteneciente a un grupo de entidades del mundo astral llamado el Colego Invisible. Aquí muestro una pequeña fracción del capítulo 11 del tratado.
La realidad en el plano astral vs. el cielo o paraíso cristiano
El plano astral según el espíritu guía que dictaba al autor por medio de escritura automática es “una condición” no un lugar específico o punto geométrico. El “cielo” delineado por el dogma religioso en realidad parece no existir según el libro. Cuando el alma se separa del cuerpo somatico al romperse el cordón de plata entra a esa dimension vibratoria o condición entrelazada a nuestra realidad física llamada en los escritos ocultistas plano astral. Luego de la separación física, el alma entra en un estado de shock o aturdimiento muy doloroso y las entidades no benevolentes que gobiernan ese mundo comienzan hacer acercamientos a los espíritus descarnados tomando formas e identidades de los íconos y avatares de las distintas corrientes religiosas “Los seres espirituales adorados como dioses por muchos grupos religiosos son impostores. Ellos no son más que los espíritus desencarnados de seres humanos que se niegan a reencarnar. Ellos permanecen en el plano astral, donde ejercen poder sobre otros espíritus y sobre gente viva”. (Bandas Teocráticas, Capítulo 11 El Colegio Invisible)
“Los Teócratas esclavizan a otros espíritus para que les proporcionen energía psíquica, como esclavos o empleados en la tierra para que les proporcionen el trabajo físico. Las pandillas teocráticas individuales pueden ser compuestas de un par de docenas de espíritus hasta varios miles, con el promedio de unos pocos cientos. Las pinturas y poemas que describen un cielo conteniendo millones de almas son inexactas.
 
Las actividades diarias de una pandilla teocrática fundamentalista organizada como el Paraiso, son similares a un servicio religioso como los sostienen tales sectas en la Tierra, excepto que ellos siguen en esto perpetuamente. El teócrata a cargo se hace pasar por el Señor Dios Jehová, y los Teócratas subordinados se hacen pasar por Cristo, varios ángeles y apóstoles, y así. Dios cita los mismos pasajes bíblicos y predica los mismos sermones como los predicadores en la misma secta hacen en la Tierra, y la congregación se une en cánticos de los mismos himnos. (Hace un tiempo leí un libro en el que la persona tuvo un evento cercano a la muerte y su “experiencia en el cielo” era exactamente igual a la descrita aquí)
Los fundamentalistas desencarnados en el cielo se dan cuenta de que todavía tienen que confesar sus pecados y recibir el divino perdón, porque todavía son capaces de tener “pensamientos rebeldes e impuros”. Por supuesto, ellos están en constante y directo contacto telepático con su Dios, el proceso es simple y automático. Los cristianos en el cielo son mantenidos en un perpetuo estado de éxtasis religioso, el cual activa sus poderes psíquicos bajo el control de su Dios.
Los líderes teocráticos de la pandilla, entonces canalizan esta energía psíquica colectiva para llevar a cabo cualquier función que consideren necesario.
La mayor parte de actividades tienen que ver con la supervivencia de la pandilla, y especialmente del dictador teocrático posando como Dios. La pandilla recluta nuevos miembros entre los recién fallecidos, roba almas de otras pandillas, lucha para evitar que los espíritus como nosotros liberen a miembros de la pandilla, y así sucesivamente”. Hay cristianos muertos que piensan que están en el cielo, sentados alrededor del trono de Jehová “eternamente cantando sus alabanzas”, cuando realmente solamente son sus esclavos (Bandas Teocráticas, Capítulo 11 El Colegio Invisible)
Conclusión:
No siempre lo que se busca y encuentra suele ser como uno pensaba. El mundo en el que vivimos es un lugar hostil y de retos inimaginables, cada pedazo de información que me llega, muestra una realidad diferente de lo que otrora era mi percepción de la vida física y espiritual. Ese cielo de “calles de oro y mar de cristal” parece ser es otra farsa más. El axioma esotérico de “como es arriba es abajo”, se hace claro con milimétrica precisión. Luego de vidas bastante difíciles, repletas de obstáculos y necesidades, me encuentro “que el más allá con las virtudes, bondades y bellezas que los líderes religiosos suelen describir” es un “lugar” mucho más hostil y álgido que la vida del plano físico. Las mismas conciencias que en el plano de los vivos solían querer controlarlo todo, después de descarnadas quieren hacer lo mismo al otro lado del velo.

 

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